SOBRE
N11
CAMPO
El flâneur contemporáneo y su desplazamiento hacia la periferia urbana
2025
Aurora Alcaide-Ramírez y Julieta Varela-Manograsso
Aurora Alcaide-Ramírez
Universidad de Murcia
alcaide@um.es
Julieta Varela-Manograsso
Recibido/Submitted: 28/09/2024 | Aceptado/Accepted: 25/11/2024
DOI: 10.30827/sobre.v11i.31636
Citar como: Alcaide-Ramírez, Aurora; Varela-Manograsso, Julieta. 2025. “El flâneur contemporáneo y su desplazamiento hacia la periferia urbana: Aproximaciones desde la fotografía contemporánea murciana”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.31636
Cite as: Alcaide-Ramírez, Aurora; Varela-Manograsso, Julieta. 2025. «Contemporary Flanêur and its Displacement Towards the Urban Periphery: Approaches From Comtemporary Murcian Photography”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.31636
THE CONTEMPORARY FLÂNEUR AND ITS DISPLACEMENT TOWARDS THE URBAN PERIPHERY: APPROACHES FROM CONTEMPORARY MURCIAN PHOTOGRAPHY
ABSTRACT: This article analyses the displacement of the flâneur toward contemporary urban peripheries, where his personality and activity are redefined. It argues that the city’s margins offer fertile ground for observation and social critique, providing new perspectives for this character in the present day. The analysis is grounded in a review of the concepts of flâneur and periphery, and their treatment in contemporary photography, which is complemented by a study of three photographic projects: (No) soy de aquí by Gustavo Alemán, Cauce Oculto by Julián Garnés, and A Place to be, carried out jointly. These projects capture the Murcian peripheries through a close yet distant gaze, where remembrance hybridizes with estrangement. Likewise, they document the landscape and fluid identity of these liminal zones, while reflecting on the social and political dynamics that shape them.
KEY WORDS: Flâneur, urban periphery, contemporary Murcian photography, Gustavo Alemán, Julián Garnés
RESUMEN: Este artículo analiza el desplazamiento del flâneur hacia las periferias urbanas contemporáneas en donde su personalidad y actividad se redefinen. Se argumenta que los márgenes de la ciudad ofrecen un terreno fértil para la observación y la crítica social, proporcionando nuevas perspectivas a este personaje en la actualidad. El análisis se sustenta en una revisión de los conceptos flâneur y periferia y de su tratamiento en la fotografía contemporánea, que se complementa con el estudio de tres proyectos fotográficos: (No) soy de aquí de Gustavo Alemán, Cauce Oculto de Julián Garnés, y A Place to be, realizado conjuntamente. En ellos se plasman las periferias murcianas desde una mirada cercana, pero al mismo tiempo distante, en donde la rememoración se hibrida con el extrañamiento. Igualmente, se documenta el paisaje y la identidad fluida de estas zonas limítrofes, a la vez que se articula una reflexión sobre las dinámicas sociales y políticas que las configuran.
PALABRAS CLAVE: Flâneur, periferia urbana, fotografía contemporánea murciana, Gustavo Alemán, Julián Garnés
SECCIÓN CAMPO
SOBRE N11 01/2025
1. Introducción
Durante la segunda mitad del siglo XIX (entre 1852 y 1870), París adquirió su fisonomía monumental y unitaria, como resultado de las reformas urbanísticas lideradas por Napoleón III y el prefecto Georges-Eugène Haussmann. Estos proyectos remodelaron completamente la ciudad, renovando calles, bulevares, fachadas, espacios verdes, mobiliario urbano, redes de alcantarillado y abastecimiento de agua, así como equipamientos y monumentos públicos (Villa Guerrero, 2020).
En este contexto de cambio urbano y de consolidación de la burguesía como clase dominante, surge la figura del flâneur como un observador urbano y paseante burgués que deambula por las ciudades sin un aparente propósito (Baudelaire, 2018). Este concepto, identificado por Charles Baudelaire en sus poemas y, posteriormente, conceptualizado por Walter Benjamin, encarna la experiencia del urbanita que pasea por la ciudad, entre la multitud, manteniendo una cierta distancia mientras observa la progresiva explosión arquitectónica de París y las nuevas configuraciones urbanas, sin perder su individualidad (Benjamin, 2005). Su mirada, apunta Gawoll (1994) «se sitúa siempre bajo el signo de la soledad y el anonimato de la muchedumbre, en cuyo centro ocupa su puesto de observación» (p. 94). Desde este lugar pone en evidencia la pérdida de identidad de la ciudadanía, convertida ahora en una masa homogénea que sucumbe a las «distracciones que ofrece el espectáculo urbano» (Lapeña Gallego, 2014, p. 23).
Aunque se le suele asignar el atributo de ocioso porque su paseo no obedece a una planificación previa, en opinión de Fiona Songel (2021), esto no significa que carezca de intención, ya que «mientras pasea lleva a cabo un análisis de los edificios y las personas que encuentra a su camino, aprendiendo de ellas» (p. 21). Recorre, por tanto, «el espacio de manera físico-mental con fines de exploración» (Ardenne, 2006, p. 60) y actitud crítica, poniendo su atención en lo anecdótico, en aquellos ámbitos de la esfera pública que hasta entonces habían pasado desapercibidos (Gawoll, 1994). A través de su mirada atenta, el flâneur encuentra belleza en lo cotidiano, desafiando las limitaciones impuestas por la vida urbana de su tiempo. Su actividad es, en este sentido, subversiva, ya que busca reconectar con la humanidad, tanto física como metafísicamente, a través del simple acto de caminar (Gros, 2014).
Sin embargo, desde finales del siglo XIX, la expansión capitalista, la proliferación de los grandes centros de consumo y el avance tecnológico en los medios de transporte han contribuido significativamente al declive de la flânerie. La creciente presencia de automóviles en las ciudades ha generado entornos urbanos dominados por el tráfico y el ruido. La planificación urbana, centrada en el flujo vehicular, a menudo relega los espacios peatonales a un segundo plano, dificultando y despojando de encanto el acto de deambular por las calles (Gros, 2014). Gloria Lapeña Gallego propone el oxímoron «desplazamiento sedentario» para describir la movilidad humana en las urbes contemporáneas, ya que
no es nuestro cuerpo lo que se mueve físicamente, sino un aparato artificial externo, como puede ser, por ejemplo, la televisión, que nos lleva en un instante a cualquier rincón del mundo desde nuestro sofá; o el coche, que es en realidad un sofá con cuatro ruedas. (2014, p. 23)
Además, se observa una tendencia hacia la homogeneización de los espacios urbanos, donde las franquicias proliferan con una uniformidad que reduce la diversidad y singularidad de cada lugar. Esta estandarización amenaza con disminuir la experiencia de deambular por las calles (Gros, 2014), haciendo de la flânerie una práctica cada vez más difícil en «unas ciudades poco a poco más vigiladas (que ponen el acento en la seguridad y la exclusión del “otro”) y más simuladas (que tratan de estructurar normativamente la memoria, el imaginario y la conciencia urbana)»1 (Cortés, 2006, p. 153).
Este escenario plantea el interrogante sobre si el concepto del flâneur conserva posibilidades en el contexto de la cultura de masas y la sociedad de consumo actual, generando posiciones divergentes entre los académicos. Algunos, como Pedro Pérez Díaz (2018), declaran contundentemente la muerte de este personaje; sostienen que el flâneur baudelairiano desaparece en los centros comerciales, donde se suprime la percepción espacio-temporal de la permanencia del lugar. Y, aunque se puede considerar al actual deambulador de centros comerciales como una alusión al flâneur, existen, en opinión de este autor, incompatibilidades al comparar ambas personalidades, ya que según el postulado de Benjamin, el flâneur llega a su fin con la irrupción de las sociedades de consumo.
Para otros investigadores esta figura ha experimentado transformaciones asociadas con cada época, en particular, con el auge del capitalismo y las políticas neoliberales. Ballonga i Montoliu (2017) sostiene la idea de su coexistencia bajo múltiples formas en la actualidad. En este sentido escribe: «El postflâneur motorizado sigue recorriendo las autopistas de California y visitando los moteles insulsos, mientras que alguien recorre la Europa destrozada, que parece olvidar los horrores de su pasado con el esplendor de la belleza turística» (p. 96). Este enfoque plantea una herencia de la función del flâneur como una respuesta crítica a las lógicas temporales y espaciales con las que la sociedad de consumo intenta domeñar al sujeto.
Nos alineamos con esta corriente de pensamiento y consideramos que el declive del flâneur en las ciudades no implica su desaparición, sino más bien su evolución hacia nuevas formas y ámbitos, como las periferias urbanas. Este estudio se centra en analizar el desplazamiento de este personaje hacia los márgenes de la ciudad, en donde encuentra un terreno propicio para la observación y la crítica social, alejándose de los centros urbanos homogeneizados y dominados por el consumo. La hipótesis central es que el desplazamiento del artista-flâneur hacia las periferias en la actualidad, le permite descubrir nuevas narrativas y significados que enriquecen nuestra comprensión de la vida metropolitana. La finalidad es contribuir a una revisión crítica de este personaje y destacar la importancia de las periferias como espacios de redefinición urbana, en donde conceptos como alteridad, incertidumbre, memoria y resistencia adquieren relevancia; a la vez que se profundiza en la práctica fotográfica contemporánea de la Región de Murcia mediante el análisis de tres casos de estudio: (No) soy de aquí (2013), de Gustavo Alemán (Murcia, 1977), Cauce Oculto (2014), de Julián Garnés (Murcia, 1980), y A place to be (2014), realizado conjuntamente. Estos proyectos han sido seleccionados por su capacidad para plasmar, apropiándonos de las palabras de José Miguel G. Cortés (2006, p. 160): «todo un conjunto de espacios existenciales, vivencias marginales o geografías invisibles que son elementos constitutivos clave en la existencia ciudadana» murciana.
2. El desplazamiento del flâneur hacia las periferias urbanas
El término periferia, derivado del griego περιφέρω (periphérō), que significa «desarrollarse alrededor» (Amendola, 2000), alude a la extensión de los centros históricos y actúa como motor de cambio urbano. Históricamente, la periferia ha sido un territorio fronterizo, tanto física como simbólicamente, actuando como interfaz entre distintas realidades geográficas y paisajísticas. No es meramente el perímetro de un centro; representa el umbral entre diversas realidades territoriales y, en ocasiones, mentales.
A diferencia de los centros urbanos homogeneizados y dominados por el consumo, las periferias emergen como territorios complejos y multifacéticos. Generalmente son paisajes desordenados e inacabados, que se erigen como zonas híbridas que albergan nuevas formas de intervención y gestión, ofreciendo enfoques paisajísticos innovadores y lecturas alternativas de la ciudad.
Cabe destacar que su alcance va más allá de lo territorial para expandirse hasta el ámbito de lo social, como aquello que se opone a lo normativo, a la hegemonía dominante, de ahí que su separación con respecto a los espacios centrales metropolitanos no siempre sea geográfica: «hay periferias en el centro de las ciudades, periferias dentro de zonas privilegiadas y periferias dentro de las periferias» (Carabanchelando, 2017, p. 21). Por ello, el acto de caminar por estas áreas no solo invita a explorar nuevos entornos, sino que también incita a cuestionar las disparidades dentro de la ciudad. Al deambular por estos lugares, el flâneur contemporáneo se ve impulsado a reevaluar los centros urbanos y a reinterpretar sus límites y formas de identidad, que a menudo se perciben como homogéneos e inamovibles. De esta manera, desafía las narrativas predominantes sobre la ciudad y abre la puerta a nuevas perspectivas. En este entorno el flâneur encuentra un terreno fértil para la indagación y la reflexión crítica, de ahí que su práctica se convierta en una actividad subversiva que desafía las convenciones y revela nuevas dimensiones de la experiencia urbana. Domingo Campillo García (2015) afirma en este sentido que:
la percepción física del mundo solo puede lograrse hollando el territorio, con los pasos, caminando, desde el desapego que se obtiene al poner distancia con el aprovechamiento utilitarista del conocimiento que se pueda obtener y del tiempo gastado en obtenerlo: es el tiempo perdido2 en recorrer el trayecto. Un modo de advertimiento del entorno que procura la información precisa para su situación y reconocimiento derivado desde la experiencia corpórea de haber estado allí. (p. 171)
Al invertir su tiempo en algo no productivo, como lo es el caminar sin ningún tipo de objetivo relacionado con el sistema de consumo capitalista, el flâneur desafía las lógicas dominantes, transformando su mirada disruptiva (en el caso de que éste sea un artista) en proyectos que habitan el ámbito de lo simbólico y lo sensible, al tiempo que transitan entre lo poético y lo político, lo estético y lo ético, haciéndonos eco de las palabras de Francis Alÿs (citado en Sánchez Balmisa, 2011, p. 9).
El desplazamiento del flâneur del centro hacia las periferias implica una revisión de su práctica y su identidad. Lejos de los bulevares de las grandes ciudades y los pasajes comerciales, el flâneur contemporáneo se adentra en territorios caracterizados por la diversidad y la complejidad, descubriendo así nuevas narrativas y significados en la vida urbana. En este sentido, las periferias, esa ciudad negada a la que aludía José Miguel G. Cortés (2006), se convierten en escenarios de resistencia y creatividad, donde el flâneur puede repensar y reinventar la ciudad, visibilizando sus ausencias y contradicciones.
Deambular y observar la periferia se convierte, de esta manera, en una forma de producción artística que escapa a la lógica acumulativa tradicional, apelando, en cambio, a la recreación, reflexión y subversión de los paradigmas heredados. La diversidad y complejidad que caracterizan a estos espacios brindan un escenario ideal para que artistas, creadores y pensadores reinterpreten la ciudad desde una mirada alternativa y una estética nueva, de naturaleza no solo plástica sino también procesual. Un ejemplo paradigmático en este sentido lo constituye el grupo italiano Stalker, con el arquitecto Francesco Careri al frente, quienes en los años noventa desarrollaron un método de caminar colectivo para la activación de territorios (marginales, vacíos, abandonados, intersticiales, entrópicos, en transformación…) al que denominaron transurbancia (Careri, 2009) (figura 1).
Figura 1: Colectivo Stalker en una de sus transurbancias por la ciudad de Roma. www.stalkerlab.org [Recuperado en 2012]
3. La exploración fotográfica de los márgenes de la ciudad
Una de las características de la transurbancia era el abandono, considerado como el mejor proyecto para la preservación de los territorios actuales, término con el que los miembros de Stalker nombraron a sus áreas de acción (Careri, s.f). La única forma de cartografiar estos espacios era mediante la experiencia física, quedando como testimonio el archivo fotográfico. Este colectivo no es el primero en acudir a la fotografía para analizar las periferias urbanas, sino que mucho antes encontramos algunos antecedentes, siendo uno de los más emblemáticos el proyecto The Monuments of Passaic3 (1967) de Robert Smithson. Esta obra refleja el viaje que el artista realizó a Passaic, su ciudad natal, el 30 de septiembre de 1967; primero en autobús hasta allí y después a pie dentro de la ciudad (Smithson, 2006). En su recorrido, va realizando fotografías de los «monumentos» que va encontrando (figura 2), que no eran otra cosa que objetos, arquitecturas y espacios anodinos, en construcción, de tránsito o abandonados, arqueologías de la ciudad industrial situadas en los suburbios; «no-lugares» (Augé, 1993) en ese momento, pero lugares en potencia estimuladores de experiencias estéticas.
Figura 2: The Monuments of Passaic, Robert Smithson, 1967. https://acortar.link/XQ9ZM9
El proyecto de Smithson demuestra cómo la fotografía emerge como un medio privilegiado para capturar y transmitir la esencia de la periferia urbana, y que «andar con una cámara fotográfica revela una intención por archivar la huella y los aspectos más memorables de un recorrido» (Campillo García, 2015, p. 173). Para Susan Sontag (2015), el fotógrafo se ha convertido en el flâneur contemporáneo, «una versión armada del paseante solitario que explora, acecha y cruza el infierno urbano, convirtiéndose en un caminante voyeurista que descubre en la ciudad un paisaje de extremos voluptuosos» (p. 61). Los fotógrafos que la ensayista norteamericana define como flâneurs son más bien los que se interesan por las zonas marginales de las grandes ciudades, o aquellos a quienes «no les atraen las realidades oficiales de la ciudad sino sus rincones oscuros y miserables, sus poblados relegados, una realidad no oficial tras la fachada de vida burguesa» (2015, p. 62), como Paul Martin, Arnold Genthe, Eugène Atget, Gyula Halász (Brassaï) o Arthur H. Fellig (Weegee), por poner algunos ejemplos.
En la actualidad, la fotografía se ha consolidado como una herramienta recurrente para la práctica del flâneur en la periferia. Fotógrafos contemporáneos como Harry Callahan, Claude Dityvon, Dolorès Marat, Daidō Moriyama, Stéphane Couturier, Gabriele Basilico o Francesco Jodice han utilizado sus cámaras para capturar y documentar las múltiples facetas de las periferias urbanas, revelando su riqueza y complejidad. En España, Sergio Belinchón, Jordi Bernadó, Bleda y Rosa, Manel Esclusa, Aitor Ortiz, Xavier Ribas o Montserrat Soto, entre otros, han explorado la transformación de las periferias urbanas y han desempeñado un papel crucial al ofrecer nuevas perspectivas sobre estos espacios. Dentro del contexto murciano destacan, además de los ya mencionados Gustavo Alemán y Julián Garnés, Manuel Zamora, María Manzanera, el colectivo Leafhopper (Blanca Galindo y David Simón) y Pascual + Vincent, por sus visiones sobre la Huerta murciana y las redes fluviales y de regadío de la región, desarrollando proyectos que ahondan en la memoria personal y colectiva.
Las obras de todos estos fotógrafos revelan una búsqueda constante de la belleza en lo cotidiano y demuestran una sensibilidad aguda hacia las tensiones y contradicciones inherentes a los espacios periféricos. Sus instantáneas son fruto de recorridos «mediatizado[s] por la íntima experiencia y no por las direcciones ya marcadas»; el suyo es un «caminar no normativo, no alienado, [que] parte de evocaciones para alejarse de las verdades absolutas» (García Perera, 2021, p. 64).
Finalmente, es importante mencionar que, cuando la periferia que se recorre y plasma es la de la ciudad natal, la obra resultante está impregnada de los recuerdos personales del artista y de una mirada subjetiva que trasciende la mera imagen física del acontecimiento registrado. En estos casos, tanto la caminata realizada como la obra derivada están vinculadas a la rememoración, en la línea apuntada por Gloria Lapeña (2014). Según esta autora, esta tendencia tiene como antecedentes al flâneur, inicialmente, y a algunas obras literarias de Walter Benjamin después, siendo continuada por numerosos fotógrafos que utilizan el caminar por lugares conocidos como una actividad inherente a su práctica artística, y de los que Gustavo Alemán y Julián Garnés recogen el testigo en la actualidad, en el ámbito de la Región de Murcia, como se verá a continuación.
4. Casos de estudio: El flâneurismo y la periferia en la obra fotográfica de Gustavo Alemán y Julián Garnés.
Gustavo Alemán4 y Julián Garnés5 son dos fotógrafos cuyas trayectorias están profundamente vinculadas a la Región de Murcia. Ambos comparten no solo un enfoque artístico centrado en el territorio y las periferias urbanas, sino también un compromiso con la representación crítica de la transformación social y paisajística que atraviesa su contexto local6.
Se conocieron en la década del 2000, aunque la relación entre ambos se afianzó en 2010, a raíz de la participación de Garnés en la exposición colectiva Interior, organizada por Alemán en su galería Gatos de Marte. Este encuentro marcó el inicio de una colaboración que ha evolucionado con el tiempo; porque, aunque sus enfoques artísticos difieren, ambos fotógrafos han encontrado un terreno común en su interés por el territorio y las periferias urbanas, lo que los ha llevado a desarrollar proyectos conjuntos, como A Place to be (2014), que será analizado con posterioridad.
Gustavo Alemán y Julián Garnés ejemplifican la adaptación contemporánea de la figura del flâneur a los contextos periféricos urbanos de la ciudad de Murcia. Sus obras revelan nuevas realidades en territorios fronterizos y zonas híbridas, donde confluyen diversas realidades geográficas, paisajísticas y sociales. Capturan la transición y las realidades territoriales en transformación, ofreciendo enfoques innovadores y lecturas alternativas de la ciudad.
En su proyecto (No) soy de aquí (2013) (figuras 3-6), Alemán explora una periferia que trasciende la emblemática huerta murciana, abarcando una diversidad geográfica que incluye desiertos, montañas y costas (figura 4). Su recorrido, que se extiende desde Moratalla hasta el Mar Menor, subraya el error de reducir la identidad de Murcia exclusivamente a su huerta (Navamuel, 2014). A través de su mirada, Alemán nos muestra una ciudad que se manifiesta como «grotesca» e indeterminada, carente de una identidad definida. Este enfoque está impulsado por un sentimiento persistente de malestar y extrañeza hacia su entorno, reflejando la tensión entre la atracción y el rechazo que estas periferias provocan en el artista (Alemán, 2013).
Figura 3: (No) soy de aquí, Gustavo Alemán, 2013. Cuadernos La Kursala, 39, Universidad de Cádiz.
Figura 4: (No) soy de aquí, Gustavo Alemán, 2013. Cuadernos La Kursala, 39, Universidad de Cádiz.
El proyecto se materializa en un libro integrado por 33 fotografías distribuidas en 60 páginas, con un formato de 16 x 21,5 cm y diseño de Underbau, que fue impreso por A.G. Palermo y publicado por la Universidad de Cádiz, formando parte de la colección Cuadernos de La Kursala. La obra en su conjunto desafía las nociones tradicionales de identidad y pertenencia al presentar un paisaje urbano que, aunque familiar, resulta desconcertante y surrealista (figuras 5 y 6). Este enfoque nos invita a reconsiderar nuestra relación con el entorno y con nosotros mismos. Así Alemán, no solo documenta, sino que ofrece una crítica implícita de la condición urbana, alineándose con la perspectiva crítica del flâneur, que observa y cuestiona el entorno desde una posición de disonancia con las normas establecidas.
Por su parte, Julián Garnés en Cauce Oculto (2014) (figuras 7-10) emplea la figura del flâneur para realizar una exploración crítica de los espacios marginales de la Huerta de Murcia, centrándose en su red hídrica. El fotógrafo dirige la atención del observador urbano tradicional hacia las acequias históricas que, debido a la expansión urbana, han sido cubiertas por cemento y asfalto, lo que ha reducido su visibilidad y apreciación cultural. El proyecto, que transita entre la topografía visual analítica y la autobiografía7, invita a reflexionar sobre la transformación que ha experimentado este sistema de irrigación, antes esencial para el desarrollo agrícola y cultural de la región (Garnés, 2014). A través de su trabajo, Garnés critica la progresiva pérdida de este patrimonio, al mismo tiempo que subraya el impacto de la modernidad en una infraestructura que originalmente vertebraba el paisaje murciano.
El proyecto se presenta en un fotolibro de pequeño formato (15 x 10,5 cm) con una tirada de 6 ejemplares, que contiene diez fotografías a color distribuidas en 14 páginas. Incluye asimismo dos textos: uno al inicio de la publicación, en el que de manera poética, como si de un diario personal se tratara, Garnés anuncia su desplazamiento siguiendo los cauces de la Vega media del Segura (figura 7); y otro situado al final de la obra a modo de cierre, en donde el artista contextualiza el paisaje fotografiado, desvelando su objetivo de ponerlo en valor (figura 10). Mediante indicios y pistas visuales, Garnés invita al espectador a descubrir el «orden oculto» existente en el sistema de acequias que atraviesa la zona, evocando una atmósfera que, según el autor, «es a veces clara y otras confusa, esculpida fuertemente por cemento o difusa por montículos de tierra» (Garnés, 2014, párr. 6). A través de su mirada, lo que antes parecía parte del paisaje cotidiano adquiere un nuevo valor plástico, proponiendo una apreciación renovada de lo ordinario en estos espacios marginales de la huerta. Sus fotografías enfatizan la pérdida y el ocultamiento mediante una composición que destaca la discordancia entre el entorno natural y el urbano, mostrando una «huerta salvaje y caótica en la que parece existir un orden estético no escrito construido bajo lo aleatorio del descuido urbanístico y la improvisación agrícola y hogareña» (comunicación personal, 16 de septiembre de 2024).
Figura 9: Cauce Oculto, Julián Garnés, 2014. Cortesía del artista
Figura 10: Cauce Oculto, Julián Garnés, 2014. Cortesía del artista
El proyecto colaborativo A Place to be (2014) (figuras 11-14), de Gustavo Alemán y Julián Garnés, surge del interés compartido en explorar cómo la expansión urbana afecta a los márgenes de las ciudades. A través de una serie de recorridos fotográficos por las áreas periféricas de Murcia, examinan los límites urbanos desde una perspectiva tanto física como psicológica. El trabajo invita a reflexionar sobre la naturaleza y percepción de estas fronteras urbanas que, a menudo, se definen exclusivamente en términos administrativos, considerando también cómo son percibidas emocional y subjetivamente. Como afirman los propios artistas, «los límites de la ciudad no son fijos, sino que cambian con el tiempo y las circunstancias» (2014, 28:30), subrayando así la naturaleza dinámica, fluida o líquida (usando la terminología de Zygmunt Bauman, 2004) de estos territorios, cuya demarcación y aprehensión va modificándose en función del uso que se va haciendo de ellos. Entienden, por tanto, las lindes espaciales «no como una separación, sino como una membrana que nos une al entorno» (Alemán y Garnés, 2014, 29-30).
Figura 11: A place to be, Gustavo Alemán y Julián Garnés, 2014. https://acortar.link/NpXnKN
Figura 12: A place to be, Gustavo Alemán y Julián Garnés, 2014. https://acortar.link/NpXnKN
La obra adopta su título, A Place to be, del eslogan de una de las vallas publicitarias fotografiadas (figura 13), cuya sintaxis los autores modifican al sustituir el artículo determinado inicial «The» por el indeterminado «A». Logran de este modo alterar su significado: de «el sitio donde estar» se pasa a «un sitio donde estar», poniendo en evidencia que, aunque las fotos realizadas se corresponden con un territorio específico, en realidad hablan de situaciones que se repiten de manera similar en muchos otros lugares.
Otro aspecto a destacar del proyecto es que, si bien en los dos casos anteriores los autores optan por el fotolibro como dispositivo para concretar su idea, en A Place to be van más allá de este formato, explorando las posibilidades plásticas del libro de artista; ya que no solo incluyen imágenes y texto, sino también gráficos del recorrido realizado y una estructura tridimensional con dos cuadernillos, cada uno contenedor de las 21 fotografías realizadas por cada autor (figuras 11 y 12). Según los artistas, el libro se diseñó como una herramienta reflexiva más que como un simple registro visual, permitiendo al espectador interactuar con el orden y la disposición de las imágenes para ofrecer múltiples lecturas del territorio documentado (Alemán y Garnés, 2014).
Figura 13: A place to be, Gustavo Alemán y Julián Garnés, 2014. https://acortar.link/NpXnKN
Figura 14: A place to be, Gustavo Alemán y Julián Garnés, 2014. https://acortar.link/NpXnKN
No podemos finalizar el análisis de la obra de Gustavo Alemán y Julián Garnés sin subrayar la importancia que en ambos fotógrafos tiene el caminar como metodología para crear. Sus procesos creativos pueden interpretarse a través de los dos enfoques que distingue Campillo García (2015): la caminata desencaminada y la caminata dirigida. En el caso de Alemán, su proyecto (No) soy de aquí se ajusta a la primera, caracterizada por la ausencia de un plan predefinido. Alemán recorre la periferia de Murcia con una intención exploratoria, guiado por una experiencia subjetiva de malestar y extrañeza hacia su entorno (Alemán, 2013). Su extenso y aleatorio recorrido refleja una búsqueda sin rumbo fijo que captura la esencia caótica y ambigua de los paisajes periféricos. En contraste, el proyecto Cauce Oculto de Garnés ejemplifica la caminata dirigida, con un propósito claro: inspeccionar y documentar la red de acequias de la huerta murciana. Garnés sigue un recorrido metódico por estas acequias, considerándolas «el pulso de la huerta, como si recorriéramos sus vasos sanguíneos» (Garnés, 2014).
El proyecto colaborativo A Place to be combina elementos de ambos enfoques. Basándose en la psicogeografía situacionista, que entremezcla azar con intencionalidad, los artistas realizan recorridos a pie por la periferia de Murcia utilizando cámaras y sistemas de geolocalización (GPS). Comienzan desde un punto central en Murcia y se dirigen en direcciones opuestas después, sin un plan fijo, permitiendo que lo fortuito y las condiciones del entorno guíen el proceso creativo, pero siempre con el objetivo claro de rastrear los espacios liminales y marginales de la ciudad. Esto permite que cada artista trace su propia percepción de los límites urbanos, resultando en una variedad de imágenes que reflejan sus experiencias subjetivas y percepciones de la periferia (Alemán y Garnés, 2014).
5. Discusión
Tanto Gustavo Alemán como Julián Garnés emplean en sus proyectos la fotografía no solo como un medio de documentación, sino también como una herramienta crítica para cuestionar y subvertir las narrativas dominantes sobre la expansión urbana. En línea con los argumentos de Susan Sontag (2015), su trabajo encarna una versión contemporánea del flâneur, que se adentra en los márgenes menos visibles de la ciudad. Al centrar su atención en las periferias urbanas, ambos artistas transforman estos espacios en escenarios de exploración visual y crítica. El acto de caminar con una cámara se convierte así en una práctica subversiva que desafía las lógicas de consumo y estandarización propias de la ciudad contemporánea. De este modo, y en consonancia con los postulados de Campillo García (2015), las fotografías de Alemán y Garnés capturan aspectos memorables y significativos del recorrido, convirtiendo la experiencia en una forma de resistencia creativa frente a la homogeneización de los espacios urbanos.
La experiencia física de caminar es crucial en los proyectos de estos dos artistas, ya que influye directamente en la percepción del entorno y la estética de las fotografías que realizan. Así, por ejemplo, en la obra A Place to be, cuyo desarrollo implicó recorridos de hasta cinco horas, la luz cambiante y la fatiga influyeron en la formalización de las imágenes, que varían en calidad y reflejan el agotamiento acumulado, según señalan Alemán y Garnés (2014). Se concluye, por tanto, que su actividad como artistas-flâneurs no solo se limita a la observación, sino que experimentan físicamente las transformaciones del espacio, conectando lo visual con lo emocional y lo físico, trasladando las vivencias de las derivas llevadas a cabo a sus fotografías.
Siguiendo las teorías de Gros (2014), tanto Alemán como Garnés logran en sus recorridos y mediante su mirada atenta, encontrar belleza en lo cotidiano, al tiempo que desafían las nociones tradicionales de lo estético, ampliando la comprensión de lo valioso desde una perspectiva artística en los contextos urbanos marginales. Esto se manifiesta de manera significativa en (No) soy de aquí, en donde Gustavo Alemán registra una periferia repleta de elementos discordantes, como escombros y estatuas incongruentes, que reflejan una profunda confusión y un anhelo de sentido. Un ejemplo de ello es la fotografía de una pila de escombros azules en un paisaje árido (figura 4), que genera un marcado contraste con el entorno natural, produciendo una sensación de extrañeza y alienación. Del mismo modo, las esculturas y estatuas, como la de un perro situado en una entrada (figura 6), funcionan como elementos disruptivos en escenarios cotidianos, cuestionando la pertinencia y el contexto de estos objetos. Así mismo, las infraestructuras urbanas, como una imitación de castillo (figura 5), permiten reflexionar sobre la construcción y organización de los espacios, destacando la búsqueda de identidad que termina encontrando su expresión en lo absurdo.
Finalmente, un aspecto fundamental de la obra de Alemán y Garnés es la integración de la memoria personal y la subjetividad en su práctica artística. Al centrar su atención en las periferias de su ciudad natal, ambos fotógrafos imbuyen sus imágenes con recuerdos y experiencias personales, transformando el acto de caminar y fotografiar en una forma de rememoración y reflexión que trasciende la mera documentación del espacio. Se alinean así con el pensamiento de Gloria Lapeña (2014), ofreciendo a través de sus fotografías una interpretación personal y crítica de las periferias, incorporando recuerdos y experiencias propias que enriquecen la lectura de estos lugares con una profundidad emocional y simbólica adicional.
6. Conclusiones
A lo largo del desarrollo de este artículo se ha destacado cómo figuras como Baudelaire y Walter Benjamin sentaron las bases teóricas para comprender al flâneur como un observador urbano que deambula por la ciudad sin un aparente propósito definido, buscando reconectar con la humanidad en un entorno cada vez más alienado. Asimismo, se ha examinado cómo la práctica de la flânerie ha evolucionado con el tiempo, desde la resistencia al ritmo acelerado de la vida moderna en el siglo XIX hasta la exploración consciente y política de la ciudad en los siglos XX y XXI.
Se ha argumentado que, aunque el avance tecnológico y la homogeneización urbana han afectado a la práctica tradicional del flâneur, han surgido nuevas formas, enfoques y entornos de interés para este personaje. En el contexto urbano actual, las periferias (tanto sociales como espaciales) se han convertido en áreas de gran predilección para una variante contemporánea del flâneur, el fotógrafo caminante, proporcionando un terreno fértil para la exploración crítica desde el análisis visual y la experimentación psicogeográfica.
A través del trabajo fotográfico de Gustavo Alemán y Julián Garnés se demuestra que el concepto del flâneur no solo persiste, sino que también se adapta y revitaliza en los lugares liminales, periurbanos y marginales de las ciudades contemporáneas, concretamente de las pertenecientes a la Región de Murcia, en donde la creciente expansión urbanística ha generado espacios de (des)encuentro entre lo rural y lo metropolitano. Las fotografías de estos artistas reflejan la mirada cercana, pero al tiempo distante con la que se enfrentan a estos paisajes otros, en donde lo conocido entra en diálogo con lo inesperado, el orden con el caos, y la memoria personal con la colectiva, mediante la práctica del caminar con cámara en mano.
En definitiva, el desplazamiento del flâneur hacia las periferias urbanas refleja su adaptación frente a las transformaciones de las ciudades contemporáneas, redefiniendo su identidad y actividad. Las periferias, con su complejidad y diversidad, ofrecen un nuevo terreno fértil para la exploración y la crítica social. La figura del flâneur, lejos de desaparecer, se reinventa en estos espacios, encontrando nuevas formas de expresión y resistencia. Así, la práctica de la flânerie se mantiene relevante, aportando nuevas perspectivas y enriqueciendo nuestra comprensión de la vida urbana contemporánea.
Otro aspecto a destacar del proyecto es que, si bien en los dos casos anteriores los autores optan por el fotolibro como dispositivo para concretar su idea, en A Place to be van más allá de este formato, explorando las posibilidades plásticas del libro de artista; ya que no solo incluyen imágenes y texto, sino también gráficos del recorrido realizado y una estructura tridimensional con dos cuadernillos, cada uno contenedor de las 21 fotografías realizadas por cada autor (figuras 11 y 12). Según los artistas, el libro se diseñó como una herramienta reflexiva más que como un simple registro visual, permitiendo al espectador interactuar con el orden y la disposición de las imágenes para ofrecer múltiples lecturas del territorio documentado (Alemán y Garnés, 2014).
Fuente de financiación:
Esta publicación es parte del proyecto I+D+i, PID2023-149171OB-I00 financiado por MICIU/AEI/10.13039/501100011033 y por FEDER, UE
Referencias
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Pies de página
1 Las cursivas y comillas de la cita venían en el texto original. (Volver al texto)
2 Francesco Careri afirma que perder el tiempo equivale a ganar espacio, siendo una actividad que hunde sus raíces en la flânerie parisina. Según este autor, «saber perderse conlleva una gran disipación de energía y, sobre todo, de tiempo. Pero solo perdiendo el tiempo se ganan Espacios otros. […] Solo perdiendo el tiempo podemos tener un encuentro con el Otro o con el Otro Lugar» (2016, pp. 127-128). Esta nota ha sido añadida por las autoras, no está en la cita original. (Volver al texto)
3 También se conoce bajo el título: A Tour of the Monuments of Passaic y A Tour of the Monuments of Passaic, New Jersey. (Volver al texto)
4 Además de fotógrafo, Alemán es editor, comisario, gestor cultural y docente. Su formación incluye un Máster Internacional de Fotografía en la escuela EFTI de Madrid. Es cofundador de la galería Gatos de Marte (2009-2012), la primera dedicada a la fotografía contemporánea en la Región de Murcia. Es miembro de colectivos como Omnívore Photo (2012-2016) y Underphoto (2016-2022). En 2012 crea el Photobook Club Murcia (2012-Actualidad) y dos años después funda la editorial Fuego Books, especializada en el territorio como espacio de investigación fotográfica, subrayando su interés por el paisaje y la experiencia humana en zonas marginales. (Volver al texto)
5 Garnés, por su parte, compagina su trabajo fotográfico con su labor como director creativo en el estudio Rubio & del Amo, así como con la docencia en la Escuela Superior de Diseño de la Región de Murcia. Su formación académica incluye un Máster Universitario en Producción y Gestión Artística por la Universidad de Murcia. En su faceta como fotógrafo, se ha centrado en la exploración de espacios híbridos, prestando especial atención a la huerta de Murcia, un entorno donde lo natural y lo urbano se entrelazan. (Volver al texto)
6 Murcia es conocida históricamente como la «Huerta de Europa» por su destacada producción agrícola, en parte debido a que posee el sistema de acequias más antiguo de Europa, con más de 500 km de extensión (González Castaño, 2009). Sin embargo, en las últimas décadas, el cambio estructural hacia una economía terciaria ha transformado tanto el paisaje urbano como la cultura local, donde lo tradicional convive con lo moderno. La expansión urbana y la terciarización de la economía han ejercido una fuerte presión sobre las plantaciones de regadío de la región, reduciendo su extensión y transformando radicalmente sus usos tradicionales. A pesar de estos desafíos, la Huerta sigue siendo un símbolo perdurable de la identidad cultural y paisajística de la comunidad. (Volver al texto)
7 El artista comenta en este sentido, que su intención es analizar mediante la fotografía, lugares cercanos y significativos para él «desde una mirada distante pero propia, desde una extrañeza que avanza hacia la conquista del lugar del que [es] parte» (comunicación personal, 16 de septiembre de 2024). (Volver al texto)
EL FLÂNEUR CONTEMPORÁNEO Y SU DESPLAZAMIENTO HACIA LA PERIFERIA URBANA:
Aproximaciones desde la fotografía contemporánea murciana
Aurora Alcaide-Ramírez
Universidad de Murcia
alcaide@um.es
Julieta Varela-Manograsso
Recibido/Submitted: 28/09/2024 | Aceptado/Accepted: 25/11/2024
DOI: 10.30827/sobre.v11i.31636
Citar como: Alcaide-Ramírez, Aurora; Varela-Manograsso, Julieta. 2025. “El flâneur contemporáneo y su desplazamiento hacia la periferia urbana: Aproximaciones desde la fotografía contemporánea murciana”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.31636
Cite as: Alcaide-Ramírez, Aurora; Varela-Manograsso, Julieta. 2025. «Contemporary Flanêur and its Displacement Towards the Urban Periphery: Approaches From Comtemporary Murcian Photography”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.31636