SOBRE

N11

PLIEGO

El cuchillo corta cuando se mueve

2025

EL CUCHILLO CORTA CUANDO SE MUEVE

Ariadna Rodríguez e Iñaki Alvarez (nyamnyam)

SECCIÓN PLIEGO
SOBRE N11 01/2025

Durante años nos hemos dedicado a entrevistar a personas que se dedican a la elaboración de cuchillos. Íbamos a geografías diversas por otros trabajos, y buscábamos de manera insistente alguien que se dedicara a este oficio. En ese momento no había más objetivo que escuchar largo y tendido cómo es eso de relacionarse de manera tan estrecha con la manufactura de este objeto. El cuchillo como extensión de nuestro cuerpo. Fisicalidad intrínseca en la unión de movimientos a través de una herramienta que, al igual que nuestros cuerpos, cambia de forma y función a lo largo de su vida. 

Comidas criollas es la última declinación de esta investigación de largo recorrido alrededor del cuchillo. Comidas criollas nos reúne alrededor de una mesa; una comida que activa los materiales textuales, objetuales, visuales y -sobre todo- vivenciales que han atravesado la investigación en contexto, centrada en esta herramienta. La propuesta tiene su punto de inicio en la creación/producción de un cuchillo in situ; una herramienta que responde a las especificidades del lugar en el que estamos trabajando, en colaboración con una persona que se dedica a la cuchillería en ese contexto local.

  • ¿Cómo es el cuchillo de Carabanchel? – le preguntamos a Jose el primer día que nos conocimos.
  • Un cuchillo cebollero – sentenció José sin dudarlo – es accesible, de uso cotidiano y presente en todas las cocinas del barrio.

Figura 1: Jose. nyamnyam. https://vimeo.com/1032313742

Fue gracias a la invitación de Planta baja, un espacio recién abierto por Hablar en arte – organización con larga experiencia en el campo de la mediación cultural en Madrid – que decidimos empezar a desgranar toda esta investigación. Así organizamos un encuentro de cuchillos con la intención de cocinar, comer y recopilar historias de este objeto cotidiano destinado a crear y transformar. Después Jose – vecino de la calle de arriba y al frente de ‘Cuchillos y Afilados JMG’ – nos abrió las puertas de su taller y a golpe de forja fraguamos juntxs ese cuchillo cebollero de Carabanchel. 

Figura 2: María Acaso

A partir de las imágenes e historias de cuchillos recopilados al inicio, hicimos el primer cruce de este proyecto con la práctica editorial. Organizamos una actividad abierta donde la mitad del grupo empezaba en la Imprenta Sandelfín – vecina del barrio – diseñando una publicación con los contenidos mencionados, y la otra mitad se encontraba en Planta Baja para empezar a preparar la comida. Dos maneras de editar-cocinar en tiempo real; seleccionar elementos o ingredientes, ordenarlos, mezclarlos, que entren en contacto y ver qué sucede al final. No son procesos tan distintos. A medio día el grupo de la imprenta se dirigió a la cocina para terminar los platos, y la otra mitad dejó las recetas a medias para imprimir en risografía lo que el grupo anterior había diseñado. Una sesión de autoedición y picoteo colectivo, convocando un recorrido de riso-vermú por el barrio, una romería entre la Imprenta Sandelfín y Planta Baja. Terminamos comiendo y abriendo a cuchillo la publicación.

Figura 3: Hablar en Arte. Sara Coelho

Cuchillo de Carabanchel

Acero laminado Mova y 14C28N con técnica san mai. Vaciado plano con pulido a espejo. Afilado con grano A-30 Trizac con asentado en cuero. Mango de madera de ébano de Macassar con pieza interior de micarta marrón. Pasadores y escudo delantero de latón macizo. 

Este cuchillo fue forjado a mano por Jose, Iñaki y Ariadna el día 17 de junio de 2023 en Valdilecha, Madrid. Después ha seguido un proceso largo de la mano de Jose que lo ha dotado de su forma final. 

Figura 4: Natalia Pilo-Pais Figallo

Todo conduce a una presentación performativa de una comida para un grupo reducido de personas en la que el cuchillo local es la única herramienta/utensilio sobre la mesa. Las preparaciones de los platos son una suerte de pequeñas coreografías que amalgaman gestos de manos y cuchillo. No hay tenedores, ni cucharas, ni platos. Creando el menú a partir de las especificidades del lugar, se activa Comidas Criollas. Así se hace patente cómo el alimento se sitúa de manera genealógica ‘entre culturas’, como nos escriben Andoni Luis Aduriz y Daniel Innerarity en Cocinar, Comer, Convivir:

La alimentación y la cocina son elementos centrales en el sentimiento colectivo de pertenencia. Lo que se come y el modo en que se come son generadores de identidad individual, pero también del sentimiento de pertenencia a una comunidad. ¿Quiénes somos nosotros? Somos los que comemos de una determinada manera o ciertos productos, los que compartimos un gusto común. Los seres humanos marcan su pertenencia a una cultura o grupo, entre otras formas, a través de su especificidad alimentaria. Al mismo tiempo, eso que nos especifica nos distingue de otros. Hay multitud de ejemplos de cómo definimos a los otros por lo que comen. Las prácticas alimentarias revelan la visión que las sociedades tienen de ellas mismas y la representación que tienen del extranjero, definido con frecuencia como el que come de otra manera, en ocasiones poco comprensible. 

Sobre este trasfondo se ha construido la polémica acerca de si es mejor una cocina tradicional que debe ser escrupulosamente respetada o si esa cocina no resulta de numerosas aportaciones sin las cuales esa cocina supuestamente inmutable no existiría. Esa polémica tiene hoy otras versiones, como el enfrentamiento entre la innovación y la autenticidad, entre los aditivos y la materia cierta. Nuestra hipótesis es que en el fondo de esa polémica hay una concepción demasiado autosuficiente y cerrada de lo propio, como si la tradición fuera algo amenazado por un enemigo exterior. Para entender las complejas relaciones entre la identidad y la alimentación, es necesario examinar previamente si la identidad culinaria es tan compacta como algunos suponen, y de qué modo se articulan actualmente lo local y lo global.

Figura 5: Natalia Pilo-Pais Figallo

Pues eso, que la identidad culinaria está claro que no es tan absoluta como hemos ido heredando, y es un lugar de encuentro preciosísimo para poner cuestiones contemporáneas sobre la mesa. En Comidas Criollas se puede comer verduras de proximidad, pero también un ceviche cargado de zumo de lima, a partir de la receta que nos ha detallado Mariela de la frutería del barrio. Puede haber un trozo de piña con cecina, emulando el famoso ‘melón con jamón’ pero proponiendo la ‘exótica’ piña en lugar del melón ‘propio’ que resulta que aún no está claro si proviene de Asia Central o del continente africano, pero de nuestra península seguro que no. Platos que nos hacen sentir la contradicción y la pregunta sobre qué significa esto de ‘criollo’, un término ambiguo, cosa que siempre nos interesa. Hemos leído en el Diccionario enciclopédico de la Gastronomía Mexicana como ‘criollo’ hace referencia a los productos agrícolas, frutas o verduras que se cultivan en una región y que son típicos del lugar. De hecho en muchos casos se trata de productos nativos de América que se siguen cultivando de la misma manera que lo hacían las civilizaciones prehispánicas. Pero por otra parte, lo ‘criollo’ también implica variedades de frutos que fueron llevados a América – en un claro gesto colonizador – y que se aclimataron, dando como resultado un fruto diferente que ahora se considera ‘criollo’. Así tenemos descripciones prácticamente contradictorias, apuntando cuestiones claves alrededor de la  identidad, pertenencia, origen, adaptación o la colonización, que en el contexto de Comidas Criollas nos interesa desplegar. 

Figura 6: Natalia Pilo-Pais Figallo

¿Y si la identidad gastronómica no fuera tan sólida como parece? ¿Y si la distinción desde el punto de vista alimentario entre nosotros y ellos fuera una construcción contingente, móvil y de márgenes porosos? ¿No estaremos atrapados por el prejuicio de pensar que las prácticas culinarias son más antiguas de lo que realmente son cuando lo ciertos que cambian en proporción de la importación, tanto en los productos como en las prácticas? Tiene que haber un elemento de creatividad en toda cultura, una apropiación de la tradición que toda generación hace con mayor o menor fortuna y que supone innovación, una reinterpretación de la tradición que en ocasiones puede ser vista como una cierta traición a lo propio, sino fuera así no habría creatividad y los seres humanos nos limitaríamos a repetir, lo que es señal del agotamiento de una cultura.

Uno de los factores que más ha contribuido a forjar ese sincretismo culinario es la emigración. La emigración ha incrementado la apuesta en contacto de sistemas alimentarios diferentes, los de la sociedad de acogida y los de los emigrantes. Este encuentro conduce en no pocas ocasiones a la modificación de las prácticas alimentarias en algunas de las siguientes dimensiones: formas de aprovisionamiento; modos de preparación y de cocción; reparto de las tareas; ritmo y duración de la comida; reglas de hospitalidad; adhesión a las prescripciones religiosas a su rechazo, o reglas y relaciones entre generaciones. Se podría decir que, gracias a la emigración, lo extraño está cada vez más presente en lo propio. En nuestra sociedad tiene lugar una verdadera rutinización de la extrañeza. La sociedad actual construye de hecho un tejido de relaciones entre los diversos grupos sociales en virtud de los cuales se realizan muy variadas convergencias o síntesis personales entre elementos e identidades de la más variada procedencia.

Este otro extracto del capítulo Comida entre culturas del libro ya citado ‘Cocinar, Comer, Convivir’, refuerza como la emigración, la adaptación, la creatividad, la apropiación, la reinterpretación y hasta lo que algunos podrían sentir como traición, son espacios de posibilidad culinaria – y añadimos también – artística, que nos permiten experimentar, generar pensamiento crítico y ‘rejuntarnos’ alrededor de la comida, en este caso en la mesa de Comidas Criollas. Para seguir ahondando en la práctica contextual en la que se enmarcan algunos de nuestros proyectos, en cada lugar donde se despliega este trabajo, entrevistamos a personas que usan el cuchillo en su día a día. Un cúmulo de saberes ancestrales que nos enseñan cómo el gesto diario da forma a la herramienta así como la herramienta da forma al propio cuerpo. Una relación de reciprocidad que nos tiene captivados: 

Iván, pescadero del Mercado Macaluso de Roma, Itàlia:

Soy Iván y trabajo como pescadero desde hace más de 30 años, siguiendo una tradición familiar que ha llegado hasta mi generación. El cuchillo es una herramienta fundamental en mi trabajo, y utilizo varios tipos, cada uno con una función específica. Para limpiar los pescados más pequeños, uso cuchillos pequeños y ágiles. Cuando preparo carpaccios, empleo cuchillos muy afilados, similares a los usados para el jamón. Para cortar trozos de atún, pez espada o serviola, utilizo cuchillos muy grandes. Además, para abrir ostras, uso un abreostras, un cuchillo pequeño diseñado específicamente para esa tarea.  

Cada cuchillo tiene su propósito, y según el trabajo que debo realizar, elijo la herramienta más adecuada. Trabajar con cuchillos es casi como tener una extensión del brazo, y debo ser siempre muy cuidadoso, ya que los uso con frecuencia y, a menudo, de forma rápida. A pesar de la necesidad e importancia de los cuchillos en mi trabajo, no encuentro el acto de cortar particularmente agradable. Es un aspecto necesario, pero no me entusiasma; prefiero dedicarme a otras actividades que disfruto más.  

Figura 8: Iñaki Alvarez – nyamnyam

Entrevista realizada en la carnicería ‘El carni’ de Carabanchel, Madrid:

Aquí usamos cuchillos de acero de la marca Gavilán: filetero, chuletero y el de deshuesar. Tres cuchillos cada carnicero; cada uno tiene los suyos. Cada uno es de uno. Pero a veces pillas el del compañero cuando estás despachando porque no puedes parar. A veces luego cuando coges tu cuchillo notas que te lo han tocado, pero se le da el eslabón y fuera. Se afilan todas las semanas; vienen aquí a afilar con una furgo. Te cortas solo cuando estás empezando. Hazte la idea que es como el pintor se mancha de pintura o se resbala de la escalera, estas con cuchillos todo el día; pero si los tienes afilados no te sueles cortar. Te cortas cuando no cortan, por qué tienes que apretar más al cuchillo para que corte, y al cuchillo no hay que apretarlo, tiene que ir suave, casi en vilo. Es como más rápido vas y como más aguanta el afilado. El cuchillo recién afilado lo apretas en la carne y no corta, el cuchillo corta cuando se mueve.

Figura 9: Bruno Román Bianchi

Algunos de los contenidos que estamos desplegando en este artículo, forman parte de la publicación Comidas Criollas. Podríamos decir que más que una publicación es un artefacto que se activa en la comida compartida. Este artefacto funciona como plato, como guión, como partitura, como espacio de reflexión; que vamos leyendo, comiendo y atravesando de manera colectiva. Así se combinan los alimentos con las entrevistas locales, los fragmentos de libros que vamos narrando, y las páginas creadas con los papeles de envoltorio de las tiendas donde entrevistamos y compramos los productos para la comida. La publicación se termina cuando las personas asistentes comen encima y se la llevan a su casa para que las preguntas y las reflexiones sigan presentes en el lugar, después de nuestra partida.

Editamos, diseñamos, maquetamos e imprimimos Comidas Criollas en cada contexto donde se activa el proyecto; lo hacemos en el idioma local. Se elabora en relación a las tecnologías de impresión que hay presentes en el lugar. Nos interesan técnicas que puedan resonar de manera infraestructural con todo el proyecto, así tenemos tendencia a imprimir en risografía si es posible. Se trata de una técnica de impresión en frío que imprime con tintas planas y que a menudo es imperfecta. Tiene algo de manufactura que nos acerca a la herramienta, como sucede con el cuchillo.

Figura 10: Hablar en Arte. Sara Coelho

Comidas Criollas se ha activado en diversidad de contextos. Hemos narrado en este artículo que empezó en Planta Baja en Madrid, pero ha tenido la suerte de viajar a Roma al Festival Short Theater, y también de activarse de forma grupal y colaborativa en Montpellier, en el contexto del máster EXERCE del Centro Coreográfico Nacional. Hemos tramado un cuchillo en cada uno de estos lugares.

Vivimos en Mieres, un micropueblo en La Garrotxa, Girona. Aquí se ubica nuestra cooperativa cultural que alberga un espacio de investigación y creación en la órbita del decrecimiento. Se llama Espai nyamnyam, y aquí se llevan a cabo residencias, talleres, encuentros, aperturas, siempre teniendo en cuenta el contexto en el que nos ubicamos. Comidas Criollas se está desarrollando aquí en colaboración con el herrero del pueblo, que justamente se está jubilando y cerrando su taller. Veremos qué forma acaba tomando el cuchillo de Mieres.

Nyamnyam

Nyamnyam es un colectivo, creado el 2012 por los artistas Iñaki Alvarez i Ariadna Rodríguez. Uniendo sus formaciones y deformaciones en varias disciplinas, su trabajo tiene como objetivo promover la creación, la difracción, el intercambio de conocimiento y la cultura mediante estrategias de interacción. Utilizan dinámicas y herramientas propias de la creación artística para plantear intervenciones que se sitúan en cada contexto g-local en que trabajan. El objetivo es activar el tejido de cada contexto en un sentido holístico, incorporando los organismos (escala humana y otras), sistemas, ambientes, relaciones… Han llevado a cabo y compartido sus proyectos en España, Portugal, Francia, Italia, Suiza, Noruega, Grecia, Estados Unidos, México, Colombia y Ecuador.

EL CUCHILLO CORTA CUANDO SE MUEVE

Nyamnyam (Ariadna Rodríguez e Iñaki Alvarez)

 

DOI: 10.30827/sobre.v11i.32003

 

Citar como: Nyamnyam (Ariadna Rodríguez e Iñaki Alvarez). 2025. “El cuchillo corta cuando se mueve”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.32003

Cite as: Nyamnyam (Ariadna Rodríguez e Iñaki Alvarez). 2025. «The knife cuts when it moves”. SOBRE 11. https://doi.org/10.30827/sobre.v11i.32003